SALIR, LATIR, RESISTIR...
Cuando vuelves a salir a las calles y no logras divisar el rostro completo de alguien, se queda difusa la imagen, se pierde la sonrisa y los ojos buscan que divisar en el horizonte.
Trato de encontrar en la calle todo el arte posible e imagino escenarios en rincones interesantes para mí, recuerdo la sensación de actuar en espacios no convencionales y esa adrenalina que recorre el cuerpo es.... Diferente; el arte callejero debe existir, resistir, hoy más que nunca.
En estos momentos en que la represión a l@s artistas que se presentan en la calle se agudiza, pienso en lo mucho que me gusta trabajar en ahí, en medio de la nada y del todo, recuerdo la energía necesaria, el miedo... también el miedo.
Siempre me ha dado algo de miedo hacer calle, pero para calmarme pienso que cuando lo he intentado han pasado cosas que me han emocionado más a mi que yo al público: me han regalado desde sonrisas, libros, palabras, collares, hasta billetes (que un@ casi no espera, o pocas veces recibe). La calle suele ser la mejor maestra hemos dicho much@s.
Por ello nos quedamos tan indignad@s cuando supimos la noticia, porque nadie debería morir haciendo arte en las calles. Las calles son nuestras y nos pertenecen.
El virus se llevó la tranquilidad de habitar ese espacio, pero lo recuperaremos y el público ávido de perder su mirada en lo extracotidiano volverá ansioso por más; al menos estos son los imaginarios que dibujo en mi cabeza mientras planeo el siguiente trabajo en calle, en espacios abiertos... Si, con algo de expectativa por ver qué resultará, pero con la fuerza puesta en que el teatro alternativo hoy más que nunca tiene campo extenso dónde sembrar.
ABORDAR- COMO COMPARTIRNOS CON OTR@.
A partir de los nuevos protocolos de bioseguridad, el contacto con el público se dislocó y ahora el abordaje del mismo ha cambiado. El trabajo en la calle hace indispensable el uso del tapabocas y con ello las posibilidades (al menos esteticas y vocales) se ven involucradas de forma diferente.
El acercamiento del público con el espectáculo en la calle, suele ser diverso (espectadores constantes o fugaces, determinados por las actividades que primen su hacer en la calle) pero ahora más que nunca es necesario ese encuentro, al menos, para aquell@s que deambulamos y agradecemos la multiplicidad de estimulos, sobre todo después de una cuarentena tan prolongada.
La búsqueda continúa, y me parece es de ambos lados; podemos hacer que el arte callejero resista e incluso invite a regresar a las salas y que el público obtenga lo que esta necesitando: ser y hacer arte.
Aquí entramos nosotr@s.
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